El evento, que contó con la participación de estudiantes de las instituciones educativas “Carlos Weiss” y “Enrique Pestalozzi”, tuvo como expositores a los docentes Luis Gonzáles Heredia y Henger Fenco Capuñay quienes revaloraron el aporte del poeta monsefuano a la poesía lambayecana.
Como se sabe, el desaparecido Manuel Orlando Uceda Campos nació en Monsefú y murió trágicamente hacia 1987 en la misma localidad. Parte de su producción poética comprende: Sombras y esperanzas (1973) Pasos cortos (1975), Monsefú: Imagen y presencia, Un viaje para el retorno (1980), Alforjita de hilo (1985).
La tertulia estuvo matizada por la presentación artística del pequeño Joseph Miñope Efio quien recitó el poema “Lavandera” del poemario Clamor y un otoño extraviado (1985), junto al testimonio de Pedro Uceda Campos, hermano del poeta quien recordó sus vicisitudes en el plano literario y laboral.
mi madre barría sus nostalgias
sus horas las sumaba por días
Sus trajines aureos del valle
Sus telares fibras de macora
su canto era el llegar de la aurora
y su decir ¡Hijo ya es muy tarde!
Esas vías reales monsefuanas
ahora adolman a mi recuerdo
la funesta orfandad sin ella.
Sus pañuelos cubren marineras
"carta blanca envío para el cielo",
Canto Americano
Canta mi joven corazón
porque la luz de mis incas
refleja su solidaridad.
En Las Malvinas
corre sangre y angustia
para mi Latinoamericana dignidad.
En esta hora heróica
la paz de mi América
desfila como símbolo de agonía.
Argentina hermana mía
dolido está tu corazón,
el fuego de las armas
tus venas sangran
tus hijos agonizan
tus madres lloran
oh dios Inti
devuélveme la paz
impon tu sentimiento humano
porque en mi cordillera
cae el vibrante fuego.
Argentina
tu crisis, tu agresión es mía
no te humilles
que aquí en mi corazón
existe Asistencia Recíproca
para cesar la violencia.
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Tristeza
Todas las mañanas
cuando la angustia
abunda en mis bolsillos
pongo austeridad en la pena
destrozo la tristeza
en la carúncula lagrimal
en el arco de una moneda.
Lector cuando vengas
lee el libro de mi angustia, piérdete
en la selva de mis lágrimas
no rayes mi dolor
puede dolerme el alma
y brotar
una tristeza
humana y transparente.
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